#33 Juarez

Sobre el ritmo.

12 Euros 26 December

Zentral ( upper room) Pamplona/ Iruña

Realmente tenía muchas ganas de ver a Juarez. El nombre es demasiado sugerente: ciudad fronteriza de México, desafortunadamente conocida por su récord de feminicidios y otros crimenes relacionados con el narcotráfico y la pobreza. La banda, sin embargo, es de mi ciudad natal. Tienen cinco álbumes y las críticas siempre son positivas e intrigantes.

La sala pequena de Zentral es un lugar ideal para conciertos pequeños, así que me apoyé en una pared, y me quedé pegado a ella durante los 70 minutos que duró el concierto. Todo un logro para mi espalda.

Disfruto los medios tiempos del rock, pero especialmente aquellos que incluyen solos sucios o distorsionados que dan sentido al paisaje sonoro que desarrollan. Sin un solo interesante, o sin una voz sangrante, un tiempo medio a menudo lo siento como un mensaje que no puedo comprender del todo, una historia sin final. Pero, por supuesto, esa es solo mi opinión personal.

Otra interpretación podría ver los medios tiempos como la base necesaria de un concierto más conceptual, donde un solos afilado podría interrumpir el mensaje que la banda quiere lanzar. Dentro de esta interpretacion, las canciones a medio tiempo se entrelazan para alcanzar a un final emocionante donde todo se acelera: una historia que comienza lenta porque la lentitud es necesaria, pero termina con la pasión que implica para mi un concierto de rock, adreanalina y alegria ( felicidad?).

Así fue como terminó el concierto de Juarez, con toda la energía y el público completamente entregado a la banda, y la banda igualmente entregada al público. El ritmo es algo personal, circunstancial. NO ES FACIL, pero uno debe primero aceptar los medios tiempos de aquellos quienes guian el baile, incluso si uno está ansioso por sudar juntos, y segundo, confiar en que, en algún momento, los ritmos se alinearán para finalmente disfrutar de la fiesta.

I was really looking forward to seeing Juarez. The name is very suggestive—Mexico's border city, unfortunately infamous for its record of femicides and drug traficking related crimes. The band, however, is from my hometown. They already have five albums, and the reviews are always positive and intriguing.

The upper room at La Zentral is an ideal place for small gigs, so I leaned against a wall and stayed stick to it for the 70 minutes or so that the concert lasted.

I enjoy rock mid-tempo songs, some of them I love, but especially when they include solos that break away from the rhythm—dirty, distorted solos that give meaning to the sonic landscape they develop in. Without an interesting solo, or without a bleeding voice, a mid-tempo song often feels, to me, like a message I can't fully grasp, a story without an ending. But, of course, that's just my personal take on mid-tempos.

Another interpretation might see mid-tempos as the necessary foundation of a more conceptual gig, where sharp guitar solos might disrupt the message. Here, mid-tempo songs intertwine to eventually lead to a thrilling ending, where everything speeds up—a story that starts slow because slow is neeeded, but ends with all the passion that rock and roll entails: a racing heart, adrenaline, joy

And that’s how Juarez's concert ended, with all the energy and the audience fully devoted to the band, and the band equally devoted to the crowd. Pace is something personal, circumstantial. IT’S NOT EASY, but first one must accept the mid-tempos of those who lead the dance, even if you're eager to sweat together, and second, one must trust that, at some point, the rhythms will align to finally enjoy the party.